lunes, 8 de agosto de 2011

Pablo y el "Coco"

Los festejos por mi entrada en los 50 no los disfruté a solas. Me acompaño un queridísimo y viejo amigo, un amigo de esos que todos quisiéramos poseer eternamente, para por todo ese tiempo sentirse joven, que es también sentirse feliz.

Mi amigo Pablo celebró conmigo su llegada a los 14. Apenas unas horas de diferencia conmigo.
Yo fui su "coco", su lobo feroz, o mejor, su temible cazador hace muchos años. Cuando se comportaba como un niño, cosa bastante frecuente en quien lo es, mamá Nuria y papá Josefo, nuestros inapreciables amigos y vecinos entonces, le aseguraban que si no cambiaba su actitud llamaría "a Rubén ¡con la escopeta!"  ¡Cuántas imágenes horribles de "Rubén con escopeta" habrá dibujado mi amiguito en su primera infancia!
Todavía cuando me abraza con un cariño que de pocos niños he recibido me dice:
- Hola, mi coco... Rubén, tú sigues siendo mi coco...
Aún así, sospecho que está mucho menos traumatizado que si le hubieran amenazado con una de esas canciones mías escritas en contra de todo en mi años de estar en contra de todo.
Mucho cariño genera en mí este mi amigo y fue un gran honor compartir con él mi llegada a la media centuria.

No hay comentarios:

Publicar un comentario